Por Rubén Álcantar
El día domingo se llevó a cabo, el que legalmente es el primer informe de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, sin embargo para la oficina de la presidencia fue el tercero, esto contando el informe que se dio después de los primeros 100 días de gobierno y el evento realizado con motivo del cumplimiento de un año de su victoria electoral, por ello el adjetivo de “primer tercer informe”. El evento no tuvo nada de novedoso, el mismo informe acartonado de toda la vida, con la gente del gabinete sentada en primera línea, gobernadores, empresarios de alto nivel, eso sí, afines a la administración en turno, funcionarios de alto nivel y personalidades del partido en el poder; todos dispuestos a aplaudir el discurso.
¿Qué nos dijo el informe? Pues bueno, lo que ya esperábamos y todos hemos escuchado un millón de ocasiones, la corrupción se barrió de arriba hacia abajo, empezando por el presidente tal cual lo prometió en campaña, ya no hay avión presidencial, el presidente ya no vive en los pinos, se canceló el “costoso” aeropuerto de Texcoco, se acabaron las reformas educativa y energética, se acabaron los lujos y los derroches, para implementar la austeridad republicana.
Avanza y avanza el cambio de régimen, ha llegado ya el primer informe y por supuesto no pude evitar preguntarme a mí mismo ¿Quién es la oposición de López Obrador? Curiosa la respuesta, no es el PRI, mucho menos el PAN, del agonizante PRD ya ni hablamos; resulta ser que con la entrega de este tercer informe, se evidencio aún más al verdadero rival: ¡Los datos!
Se presumió el combate contra el robo de hidrocarburos, el cual en los datos del presidente ha sido un éxito, sin embargo los datos de Pemex le contradicen; la violencia no se ha terminado ni por decirles un millón de veces a los criminales, perdón, al pueblo bueno, que se porten bien; cancelar el aeropuerto no le ahorro nada a los mexicanos, al contrario, se pagaron seguros con un costo mayor del que habría tenido el aeropuerto autofinanciable. El programa “Jóvenes Construyendo el Futuro” ha sido evidenciado como un fracaso, y ahora la nueva mentira, tener Pro México era ridículo, ni países como Francia, Alemania o Japón cuentan con algo parecido, a pesar de que si, los tres países cuentan con su institución equivalente.
Esto por mencionar los temas más conocidos por todos, por supuesto que el fracaso es aún más profundo, se presumió con bombo y platillo el aumento en el salario mínimo como nunca, sin embargo no se mencionó que por primera vez en la historia más de 51 por ciento de los trabajadores gana entre uno y dos salarios mínimos, que en 2005, el 27.7 por ciento de la población ocupada ganaba más de tres salarios mínimos, y actualmente se cayó a 11.6 por ciento, mientras que en ese mismo periodo el número de personas ocupadas que ganan entre uno y dos salarios mínimos se elevó de 38.6 por ciento a 51.3 por ciento, lo cual significa mayor precariedad, menos desarrollo en un gobierno que insiste que no necesita de crecimiento económico, y lo demuestra haciéndolo casi nulo, hecho que el presidente entiende como “sociedad igualitaria”.
Quizá lo más atinado en este primer corte pudiese haber sido admitir errores y recalcar los pendientes y por supuesto, presumir los logros reales, como, el manejo macroeconómico responsable, el respaldo a la renegociación del TMEC, la estabilidad de la inflación a pesar de la política monetaria expansiva, etc. Sin embargo la autocrítica duró, literal, seis segundos en la cual mencionó que: “Todavía padecemos de inseguridad y de violencia, considero que por la mala estrategia que se aplicó desde el principio”.
El primer tercer informe nos deja más de lo mismo, más del discurso que día a día escuchamos, mismos resultados, mismas culpas hacia las administraciones anteriores, mismas promesas de campaña, mismo todo, a eso si, ahora con diferentes invitados, más protocolario y quizá un poco mejor redactado el discurso; más que un informe, tuvo un sabor como mañanera, hasta por el sueño que teníamos todos, la mañana del domingo, concluyo sin novedad, y sin sorpresas, la que me parecería más correcto nombrar como “La primer tercer mañanera”.