Por: Gerardo A. Herrera Pérez
Morelia, Michoacán.- La Organización Mundial de la Salud, publico las trece prioridades sanitarias que deben abordarse de forma urgente a partir del 2020; del análisis de las mismas se puede apreciar algunos ejes que se han venido observando desde la creación de la ONU en 1945 y que ahora están presentes en la Agenda 2030, entre ellos se destaca, continuar trabajando en la paz, el respeto a los derechos humanos y la dignidad, producción y consumo responsable, atención al cambio climático y desarrollo sostenible, justicia, evitar la pobreza, equidad de género, trabajo decente y crecimiento económico. En este sentido, las trece prioridades son las siguientes:
Llevar la salud al debate sobre el cambio climático. La crisis climática es una crisis de salud, es decir la polución del aire se estima mata a siete millones de personas al año (OMS), así como se generan fenómenos climáticos extremos que generan desnutrición; gases que causan calentamiento global son responsables de infarto, ictus, cáncer de pulmón y epoc. Se debe trabajar en limpiar el aire y evitar el impacto sobre la salud del cambio climático; esta acción no es solo de la autoridad, es también un trabajo en gobernanza con la academia, el sector privado, la población y las organizaciones de la sociedad civil, entre ellos los sindicatos.
Garantizar la sanidad en situaciones de conflicto o crisis. Los brotes epidémicos se produjeron en países inmersos en largos conflictos. Por otro lado instalaciones sanitarias y personal sanitario son objeto de estos conflictos, 978 ataques sanitarios en 11 países y 200 muertos. La OMS ha trabajado para atender los tópicos de sanidad, pero se requieren de estrategias políticas de largo plazo para alcanzar la Paz, pese a que la venta de armamento es un negocio de los países industrializados.
Conseguir una sanidad más justa. Crecimiento sostenido de las desigualdades socioeconómicas generan desigualdades en la salud de la población. Existen 18 años de diferencia en la esperanza de vida entre países desarrollados y países en vías de desarrollo o pobres, pero la situación también se refleja dentro de un mismo país respeto de la jerarquización de la población. También está creciendo las enfermedades no trasmisibles, como el cáncer, la epoc, o la diabetes. Mínimo se requiere del 1% del PIB para la atención primaria de la salud.
El Estado mexicano debe seguir aportando a la sanidad de la población, y cada entidad federativa, buscar los mecanismos para fortalecer las estrategias de prevención que permitan mejor el equilibrio del gasto entre la prevención y la atención.
Mejorar el acceso a los medicamentos. Un tercio de la población mundial no tiene acceso a medicamentos, vacunas, herramientas diagnósticas y otros productos sanitarios esenciales. La falta de medicamento amenaza la vida de las personas y puede incentivas las resistencias a medicamento. Pero por otro lado, el gasto del sector salud no es solo medicamento, que se ha convertido en la segunda partida de mayor gasto, hay que invertir en el personal.
Por lo que hay que trabajar intensamente contra los medicamentos falsificados o de baja calidad y la garantía de acceso a métodos diagnósticos y tratamientos de enfermedades no transmisibles. Pero debemos de seguir pregonando la importancia de la prevención, en donde no requerimos de medicamentos sino de hábitos saludables para atender la salud, el ejercicio y la alimentación sana y de calidad.
Freno a las enfermedades infecciosas. Los retos para la década, incluyen poner freno a las enfermedades infecciosas: VIH, tuberculosis, hepatitis, malaria o las enfermedades de transmisión sexual que se estima que matarán este 2020 a cuatro millones de personas, la mayoría pobres. A esto hay que sumar que las enfermedades prevenibles con vacunas siguen matando, como el sarampión, que se cobró 140.000 vidas en 2019, la mayoría de ellas de niños. Algunas como la polio que rozaban la erradicación han experimentado más de 100 casos el pasado año. Todo ello derivado de los insuficientes niveles de financiación y debilidad de los sistemas sanitarios de algunos países pobre como la falta de compromiso de los países más ricos.
Insistimos en la importancia de trabajar en modelos de prevención desde las mallas curriculares de la educación básica, en donde se privilegien las actividades deportivas y el consumo saludable.
Prepararse para las epidemias. Para enfrentar los brotes de enfermedades, desastres naturales y emergencias sanitarias que se producen es necesario contar con los recursos para prepararse para ellos y tratar de prevenirlos. Eso debe cambiar toda vez que tenemos enfermedades de transmisión vectorial como el dengue, la malaria, zika, chikungunya o la fiebre amarilla cuyos mosquitos transmisores se están extendiendo a nuevas áreas derivado del cambio climático. Me parece que las campañas de quitar los cacharros y mantener limpios los patios y traspatios, aunado al manejo de maleza, seguirán siendo importantes, por lo que es fundamental promoverlos permanentemente, y no solo en algunas épocas del año.
Proteger a la población de los productos peligrosos. Dietas con algo contenido calórico, sódico y grasas trans, además del tabaquismo, el consumo de alcohol y de cigarrillos electrónicos. La OMS celebra que la industria elimine las grasas trans para 2023; no obstante falta mucho más que eso y, en materia de tabaco, la OMS solicito a los gobiernos fortalecer la implantación de políticas basadas en el control del tabaco.
En este sentido, hay que trabajar a través de campañas de difusión el evitar consumir productos chatarra, y evitar las drogas permitidas (cigarro y alcohol) para no caer enfermedades como la diabetes, la epoc, hipertensión e insuficiencia renal.
Dar un respiro a los agotados trabajadores sanitarios. La falta de inversión en la formación y el empleo de los trabajadores de la salud aparejado a la falta de garantías de un salario decente, lo que ha llevado a escasez de trabajadores sanitarios en todo el mundo. Se prevé que para el 2030 se requieran al menos en el mundo 18 millones de trabajadores sanitarios. Se requiere de invertir más en educación y estimular a los países a nuevas inversiones en la formación de trabajadores sanitarios y el pago de salarios decentes.
También para el personal de salud, se podría posicionar la campaña Nursing Now, emitida por la Organización Mundial de la Salud y el Consejo Internacional de la Enfermería y cuyo propósito es mejorar la salud a nivel mundial, al mejorar el estado de las enfermeras de todo el mundo a través de la alianza clave, con los responsables de la formulación de políticas y apoyar a las enfermeras para que lideren, aprendan y dinamicen todo su potencial.
Mantener a los adolescentes seguros. Más de un millón de jóvenes de 10 a 19 años mueren cada año por accidentes de tráfico, VIH, suicidio, enfermedades respiratorias y violencia. El consumo de alcohol excesivo, el tabaco y el uso de drogas, sumado al sedentarismo, las relaciones sexuales sin protección y el maltrato infantil están incrementando el riesgo de muerte en adolescentes.
La OMS lanzará una nueva guía para orientar a los decisores políticos, trabajadores sanitarios y educadores sobre cómo ayudar a los adolescentes con medidas que tienen mucho que ver con mejorar su salud mental, prevenir el uso de drogas, la violencia y las enfermedades de transmisión sexual y embarazos no deseados.
Requerimos hacer viable el sentido del Interés Superior de la Niñez, en donde el Estado mexicano se comprometa a cumplir cabalmente con la Ley General de los Niños, Niñas y Adolescentes y el marco jurídico internacional. Para ello, se requiere de la participación de los docentes en la escuela, los padres, y desde luego el sector salud.
Ganar la confianza de la población. La desinformación en las redes sociales y la desconfianza en las instituciones públicas está haciendo mella y quedando patente en movimientos como los antivacunas. La OMS dice estar ya trabajando con redes como Facebook o Pinterest para garantizar que sus algoritmos devuelven respuestas veraces seguras sobre temas como las vacunas o asuntos de salud pública. Con todo, pide autoreflexión a la comunidad científica y a los responsables de la salud pública: “debemos hacer un mejor trabajo escuchando a la comunidad a la que servimos”, reflexiona el organismo sanitario mundial. Mayor inversión en los sistemas de información de salud pública. Se requiere no solo de las cuestiones electrónicas, se requiere de impulsar acciones a través de las Tic, Tecnologías de la Información y Comunicación.
Evitar que las nuevas tecnologías puedan ser dañinas. La OMS reconoce el avance revolucionario que en la prevención, diagnóstico y tratamiento implican las nuevas tecnologías. Pese a ello, la OMS solicita una mayor reflexión sobre sus consideraciones éticas y sociales y afrontar de forma decidida su vigilancia y regulación.
Con relación a la llamada edición genética o la inteligencia artificial aplicada a la salud, la OMS afirma: “sin un conocimiento más profundo de las implicaciones éticas y sociales, estas tecnologías, que tienen la capacidad de crear nuevos organismos, podrían acabar dañando a la población a la que intentan ayudar”.
Proteger los medicamentos que nos protegen. Otro problema que detecta la OMS, es la resistencia bacteriana. Esta década debe afrontar de forma decidida el problema de las resistencias a los antibióticos en paralelo a una acción para el desarrollo de nuevos antibióticos.
Seguimos observando que en las pequeñas tiendas y tiendas de conveniencia están presentes la venta de medicamento por pastillas de antibiótico que debe ser comprado mediante receta medica; son cuestiones que ya están reguladas pero no supervisadas.
Mantener nuestra sanidad limpia. La OMS manifiesta que una de cada cuatro instalaciones sanitarias carecen de los servicios básicos de agua, ello incrementa el riesgo de infección para pacientes y trabajadores sanitarios. El reto será que los servicios básicos de agua se encuentren en todas las instalaciones sanitarias para el 2030.
Como podemos apreciar, seguramente nuestro sistema sanitario tienen estas mismas fragilidades que señala la OMS, y que desde luego se requiere de seguir trabajando: primero, en la asignación de recursos financieros para atender las necesidades de los servicios sanitarios; segundo, la capacitación del personal institucional que requiere de la formación e información para trabajar en condiciones de mejoría, tercero, incremento de personal o reubicación de este y mejoramiento de sus salarios; cuarto, un trabajo conjunto de las instituciones de salud, educativas y de medio ambiente para atender medidas preventivas, como el consumo de comida chatarra y productos de alto contenido calórico y edulcolorante, entre otras más.
El Sector Salud no tendrá el dinero suficiente para brindar la atención de la población en enfermedades crónico degenerativas e infecto contagiosas si es que no se trabaja en modelos culturales para acceder al cumplimiento del desarrollo de las políticas públicas y los marcos normativos. Trabajo conjunto, holistico y sistemico.