Por: Dulce Sol
Ahora si morras quémenlo todo…
Para quienes llevamos años en el movimiento feminista nos resulta indignante por decir los menos que a partir del desafortunado caso de Fátima salgan hombres que antes se caracterizaron por su machismo y misoginia a decir “ahora si morras quémenlo todo”, es decir dando su aprobación a la lucha que se ha sostenido no desde ahora sino desde aproximadamente 300 años.
Tampoco podían faltar los oportunistas desesperados en busca de votos o popularidad partidista como la patética derecha conservadora mexicana, que buscó “colgarse” del llamado al paro nacional de mujeres convocado por el colectivo feminista “Brujas del Mar” de Veracruz quienes de manera descentralizada buscaban organizarse el 09 de marzo sin saber que se volverían virales y que en diversas partes del país se respondería a la convocatoria.
A representantes del PAN, Margarita Zavala y otros personajes católico-apostólicos de la política mexicana “les salió el tiro por la culata” ya que de inmediato las compañeras del movimiento les exigieron que ahora que se declaraban “feministas” buscaran la legalización del derecho a decidir la interrupción legal del embarazo, por lo que inmediatamente salieron declararse completamente en contra. Dejando ver sus negras intenciones de solo ganar popularidad de manera absurda.
Paros de mujeres
Los paros de mujeres no son un concepto nuevo en la historia. Recordemos uno de los clásicos griegos: “Lisistrata”. En esta comedia de Aristófanes, las mujeres toman el control de una manera inesperada para los hombres con el objetivo de evitar una guerra. En esta obra de valor histórico y literario se pone en evidencia el poder de las mujeres cuando están deciden dejar de hacer lo que todos dan por sentado que hacen o esperan que hagan.
Otro ejemplo de huelga de mujeres es el caso de Islandia. En el año de 1975 las féminas del país mencionado realizaron paro laboral, de cuidados, de consumo y estudiantil. En el llamado “Día Libre de las Mujeres” 90% de las mujeres participaron para visibilizar su importancia en la sociedad islandesa.
En esa fecha pararon los bancos, el transporte, las guarderías, las fábricas, las cajeras. Las mujeres salieron a la calle a exigir sus derechos. La concentración más grande fue la de Reikiavik, a la que acudieron 25.000 personas. Este día supuso un antes y un después para la vida de las mujeres en la isla.
Si hablamos de un ejemplo más burdo de como el ausentismo puede ayudar a que la sociedad pueda percibir lo que pasaría sin la presencia de ciertos sectores de la colectividad, está la película “Un día sin mexicanos” en la cual se aborda la importancia de la comunidad hispana en los Estados Unidos de América y como los norteamericanos y su sistema no resistiría su desaparición.
Si les damos permiso
Empresas, organizaciones, universidades y diversas instituciones han salido con comunicados en los que indican su “apoyo y solidaridad” con las mujeres para que paren el día 09 de marzo sin repercusiones en su trabajo o escuela. Y por supuesto entre las reacciones podemos encontrar la respuesta sarcástica: “A ok gracias, estaba esperando su permiso para poder manifestarme”.
La verdad es que permisos no se han necesitado antes y no se necesitan ahora. Cada una desde su trinchera ha hecho lo que está a su alance para abonar a la lucha feminista y el que las instituciones se pronuncien –hasta ahora- a favor, lo que hace es que evidencien su falta de políticas para tratar el machismo y la misoginia organizacional desde una perspectiva más profunda.
Como aplicando protocolos contra el acoso o rompiendo la brecha salarial que aún existe entre hombres y mujeres. Pareciera más bien que se suman a la “moda” de pintar de rosa para que la percepción externa vea que son progresistas.
Incluso dentro del mismo movimiento hay compañeras que no están de acuerdo con el paro porque argumentan que invisibiliza a las mujeres y el hecho de que se haga con “permisos” les suena más a un performance con tinte snob.
Aliados feministos
Algunos hombres han salido también a preguntar ¿qué pueden hacer para apoyar el 8 de marzo? La cuestión es primero entender que no se trata solo de un día. El objetivo es destruir el sistema patriarcal por lo que ellos deberían: no acosar, no violentar de ninguna manera, no perpetuar estereotipos de género y destruir la masculinidad tóxica. Haciendo de estas premisas una tarea constante. En realidad su presencia en las marchas no es necesaria o trascendental porque lo que provocan es quitar protagonismo a las verdaderas caras de esta lucha: Las mujeres.
Los buenos contra los malos
De entre las cosas rescatables de toda esta situación es que ahora por lo menos se habla sobre el tema y al menos las cartas se han puesto sobre la mesa, porque yo recuerdo que hace aproximadamente 10 años cuando comenzaba de manera más formal en el activismo, el uso de la simple palabra FEMINISMO era difícil. De inmediato se recibían insultos, rechazo, prejuicios pero sobretodo agresiones. Perdía uno amistades o incluso las relaciones familiares o laborales se volvían hostiles.
Lo cierto es que nunca ha sido una lucha de la “gente buena contra la gente mala” como ahora algunas personas pretenden plantearlo. Ponerlo de esa manera tan simplista implicaría abordar una dicotomía maniqueísta para nada realista. La pelea y el enemigo a derrotar es el sistema patriarcal que afecta tanto a mujeres como a hombres.
Eso no tendría ni siquiera que explicársele a alguien que por lo menos ha leído el concepto básico de feminismo. Sin embargo ahora con el acceso a redes sociales toda la gente reclama su derecho a opinar, incluso sin saber lo suficiente del tema y con ello se crea una cadena de ignorancia.
Ahora que si para este 8 y 9 de marzo aún no encuentra su sitio en el movimiento y pretende sumarse de alguna manera como decía mi abuelita: “mucho ayuda el que no estorba”.
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