Por: Rubén Alcántar
Durante las últimas semanas hemos venido atravesando días bastante complejos, días de una inconmensurable relevancia para nuestra sociedad, como es bien sabido por todos a nivel mundial se viven días pandemia generados por el COVID-19, de una enfermedad real, nada inventado por algún gobierno o incluso por los opositores de nuestro gobierno, el contagio es real y peor aún, las muertes son reales.
Pero sin lugar a dudas, el otro gran problema que se atraviesa a nivel mundial resulta ser la incuestionable debacle económica, y por supuesto que nuestro país no queda exento de esto, resulta imposible comparar ambas crisis, esto pese a la enorme correlación entre ellas, sin embargo no se pueden comparar pesos y dólares con vidas humanas, pero si es de vital importancia que se sepa que es lo que está ocurriendo en el sentido económico.
Para nuestra economía nacional, la recesión resulta prácticamente inevitable, principalmente por tres grandes aristas que nos rebasan. La primera y por supuesto la más severa resulta ser la ya mencionada recesión global y el impacto del COVID-19 en los mercados, esta no hay manera de esquivarla, ya no está pegando y nos pegara hasta que las condiciones mejoren a nivel global.
La segunda tajante, y sin duda la más polémica, resulta ser la caída internacional en los precios del petróleo, esta generada por dos grandes sucesos, el primero de ellos, la guerra comercial entre los Emiratos Árabes y Rusia, y el segundo, la baja de la demanda genera por la crisis China, país que es el primer importador del oro negro a nivel mundial, con lo cual los precios de nuestra mezcla de crudo pasaron de los 48 dólares por barril, a cerrar el día de ayer en los 15 dólares, llegando a mínimos históricos, por supuesto que traen sus ventajas, como lo ha sido la baja en el coste de la gasolina, sin embargo resultan ser más las desventajas que dicha problemática nos atrae.
La tercera arista de nuestra complicada situación económica, se sitúa en la gran desconfianza de los agentes económicos, esta es producto de la paupérrima política económica del gobierno, la inseguridad y la debilidad del Estado de derecho. Para el segundo trimestre que está por comenzar, se estima la contracción en nuestra economía oscilaría entre el -5% y -9%, y para los trimestres consecuentes podríamos esperar una ligera recuperación para cerrarlos en el umbral del -4%, dejándonos a final de año un crecimiento económico, reflejado en el PIB de entre el -3% y el -4%, claro, son solo estimaciones y con las debidas medidas económicas la situación pudiera mejorar, o empeorar, eso aún no lo podemos saber.
La situación pinta cuesta arriba, y a diferencia de los demás países afectados, en el nuestro las decisiones se han venido tomando de manera tardía en todos los casos, pudiéramos resumir la baja en 50pb a la tasa de interés por parte del Banco de México como la única señal de sensatez económica en los últimos días.
Como ya hemos venido viendo, en la mayoría de los países se han decretado programas de estímulos fiscales, esto dado la difícil situación de salud que se atraviesa, perdonando cobros de impuestos importantes, en nuestro país ocurrió justo por el contrario, de manera artera y tajante el presidente declaró que aquí no se van a perdonar impuestos, y de manera sínica se atrevió a decir que prefiere darle ese dinero a los pobres.
En nuestro país, por otro lado, no se puede aplicar una política de estímulos fiscales como las que se están dando en Europa o incluso en El Salvador, por una simple y sencilla razón, no cuadran las cuentas y de querer hacerlo se tendría que endeudar (otra vez) a la nación. Desde el inicio del año se mencionó que el presupuesto resultaba demasiado ambicioso y que muy difícilmente se podrían concretar las expectativas de ingresos, hoy con esta situación, con toda seguridad puedo afirmarlo, NO SE VAN A CUMPLIR.
La pasada administración nos dejó una ayudita precisamente para este tipo de situaciones, el Fondo de Estabilización para los Ingresos Presupuestales, el cual ascendía a 300 mil millones de pesos, del cual si, la actual administración ya se gastó la mitad el año pasado en puro gasto corriente, esto para aligerar la caída que la 4T generó en nuestra economía, con lo que podemos asegurar que habrá recortes en prácticamente todo lo que dependa del Estado, solo espero no lo sea así, aún más, en salud.
Se avecinan tiempos difíciles para todos, tiempos de mucha dificultad, quizá a niveles que esta generación no conocemos aun, se perderán vidas y se perderán empleos, por ello la importancia de cuidarnos, evitemos salir de nuestros hogares si no tenemos la necesidad, evitemos el pánico, pero si tratemos de estar preparados para lo que se viene, las cosas no van bien y con mucha seguridad irán peor, es momento de unirnos, hagamos nuestra tarea y evitemos que la enfermedad se propague, de lo económico ya se hará cargo el gobierno, o al menos eso exigimos, para eso están en esa posición.