Por: Ar Mendoza
La designación de Alfredo Ramírez Bedolla como candidato de la coalición Morena-PT a la gubernatura de Michoacán no es una casualidad, es una casualidad, ya que su origen se remonta a las luchas democráticas que Andrés Manuel López Obrador emprendió allá por la década de los 90, donde en México apenas se comenzaba a avizorar un atisbo de la democracia participativa.
La sociedad en general tiene una corta memoria histórica, sin embargo, los males que padecía el país y la poca alternancia que existía por aquella época fueron incrustándose de a poca generación tras generación; tanto fue así que en el 2018 quedó demostrado en las urnas, siendo Andrés Manuel López Obrador el presidente más votado de la historia de México, apoyado y respaldado por una juventud rebelde e inquieta que heredaba los fantasmas de generaciones pasadas.
No obstante, el camino para lograr ese triunfo estuvo lleno de obstáculos, ya que el PRD, aquel partido político que sentó las bases democráticas del país se había llenado de personajes sombríos que más que buscar el bien común, buscaban la satisfacción personal. Sin embargo, la lucha democrática no se detuvo, evolucionó y se transformó en una nueva ruta que formaría una historia de esperanza para millones de mexicanos.
Por supuesto, Michoacán no podía ser la excepción dentro del movimiento político-electoral, un estado aguerrido y rebelde en todas las luchas históricas de nuestro México moderno, un Michoacán que sigue batallando por encontrar un camino sin violencia, con igualdad, equidad y justicia en torno a un cambio generacional.
Y es que ese cambio generacional dentro de la política michoacana que tanto hemos anhelado, se ha establecido gracias a que se han roto los paradigmas casi monárquicos que heredaban los políticos generación tras generación, concentrando el poder en manos de unos pocos.
La candidatura de Morena al gobierno de Michoacán, encabezada por Alfredo Ramírez Bedolla ha roto el statu quo, ya que él mismo ha mencionado en decenas de discursos que comenzó su carrera política como brigadista repartiendo panfletos ilustrados por Rafael Barajas Durán, mejor conocido como el Fisgón, lo que sin duda abre el panorama a las nuevas generaciones para que éstos comiencen a hacer política y no se las hagan a ellos.
Y es que como recitaba Paco Ignacio Taibo II, en su discurso del 2012 en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco; “éramos una generación condenada a tener estudios a medias, trabajos a medias y el mejor destino era empujar un pinche carrito del supermercado”, un maleficio que se ha ido rompiendo por un cambio y una transición dentro de la política mexicana.
Y es que “la suerte no nace, se hace” y “se hace camino al andar”, por lo que Alfredo Ramírez Bedolla tiene la obligación de regenerar las posturas ideológicas y de reivindicar a la izquierda en Michoacán, en torno a un proyecto de equidad y de justicia social; porque la suerte no existe, la suerte favorece sólo a la mente preparada y sólo la mente preparada podrá hacer un cambio generacional y hacer de Michoacán un estado en donde reine la paz y el cambio verdadero.