Por: Ar Mendoza
Estoy seguro que en repetidas ocasiones y dentro de nuestros ratos libres, hemos visto películas de Terror, Ciencia Ficción, Drama y Comedia. Sin embargo, es casi un hecho que nunca nos hemos percatado que todos esos géneros engloban a nuestro sistema político mexicano. Algunos actores, que en este caso juegan el papel de políticos, prefieren la Comedia más que el Drama. Algunos se inclinan más por la Ciencia Ficción que por el Terror y así sucesivamente. Lo anterior dicho en sentido sarcástico.
En esta ocasión la oposición juega un papel muy parecido al de la “Chimoltrufia”, aquel personaje interpretado por Florinda Meza en el programa “Chespirito”, puesto que frases como “será el sereno”, o “conforme digo una cosa digo otra”, ejemplifican claramente el actuar de los “contrapesos” en México.
Lo anterior lo deja entrever la película que nos están proyectando y que si la oposición fuera guionista la titularía: “El perseguido político”. En el 2018, el ex vocero de José Antonio Meade y ex panista, Javier Lozano, afirmaba que Ricardo Anaya era un corrupto, ya que aseguraba que estaba involucrado en lavado de dinero en complicidad con Manuel Barreiro. No obstante, el día de hoy es un ferviente defensor del ex candidato panista.
De igual manera, otro ex correligionario del autonombrado “perseguido político”, Ernesto Cordero, también arremetió en contra de Ricardo Anaya presentando denuncias por lavado de dinero y tráfico de influencias allá por el 2018.
Por otro lado, cómo podríamos olvidar en este filme de comedia, al flamante “gobernador” de Michoacán Silvano Aureoles, quien en 2018 y a pesar de que su partido iba en alianza con Ricardo Anaya, éste prefirió dar su respaldo a José Antonio Meade, candidato del PRI a la presidencia de la República. Sin embargo, hoy que debería estar más preocupado por los asuntos relacionados con la entrega-recepción y por cerrar su administración dignamente, mostró públicamente su apoyo al panista destacando que era una víctima del régimen autoritario.
Ricardo Anaya destacó que Andrés Manuel López Obrador lo quiere “fregar a la mala y sacarlo del 2024”. Sin embargo, no cabe duda que para el panista sería muy redituable políticamente pisar la cárcel, puesto que dentro de algún penal podría realmente asumirse como un preso político y una víctima del régimen amlista. Pero siendo sinceros, no veo a Ricardo Anaya asumiendo ese papel del “gran opositor” y mucho menos perdiendo los privilegios a los que está acostumbrado.
Así pues, la política en México además de ser cinematográfica, también es circense. Seguramente veremos a la oposición hacer circo, maroma y teatro para defender lo indefendible.