Redacción
Ciudad de México., 19 de febrero. – A pesar de que en México estamos por cumplir dos años del inicio de la pandemia, y se siguen desarrollando cada vez más contagiosas, el Gobierno Federal aplica dosis de refuerzo a personas adultas, pero ha declarado repetidamente que no planea adquirir vacunas para niñas, niños y adolescentes entre 5 y 14 años de edad, ni están incluidos en la estrategia nacional de vacunación, señala un comunicado oficial.
La Secretaría de Salud (SS) ha dicho que no están contemplados por ser la población a la que el virus ataca con menor agresividad, a pesar de que al 30 de enero de 2022, la propia SS ha reportado 295,233 contagios, 12,977 hospitalizaciones, 971 intubaciones y 1,088 defunciones en el rango de edad de 0 a 17 años. Debido al número limitado de pruebas diagnósticas realizadas, los datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2020 sobre COVID-19 y del reporte del exceso de mortalidad de la SS indican que las cifras de contagios y defunciones en realidad ascienden a unos 8,856,990 y 2,394, respectivamente.
En este escenario, además se lleva a cabo una política de regreso a clases que no considera todas las previsiones necesarias para salvaguardar la salud de niñas, niños y adolescentes. Por ello, miles de familias, ante el miedo e incertidumbre han preferido no enviar a sus hijas e hijos a las aulas.
Se ha ignorado además el posible desarrollo de COVID persistente o “largo” (caracterizado por el desarrollo de afecciones crónico degenerativas en hasta el 40% de personas contagiadas) en forma tal que, contrario a sensibilizar a los padres de familia y población estudiantil, se comunica un mensaje de falsa seguridad, que les expone a un riesgo de contagio aún mayor.
Hay que atender a la evidencia: tras probar su seguridad y eficacia en la población de niñas, niños y adolescentes la vacuna de Pfizer-BioNTech ha sido aprobada por la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) y los organismos reguladores de Estados Unidos (FDA/CDC) para aplicación de dos dosis (de 5 a 11 años de edad) y tres dosis (de 12 a 17 años de edad). Un esquema completo de vacunación reduce significativamente: 1) el riesgo de sintomatología severa, enfermedad grave, hospitalización y muerte; 2) el desarrollo de COVID persistente; 3) el desarrollo de síndrome inflamatorio multisistémico pediátrico (PIMS/ MIS-C; 91%-12-18 años).