Por: Rosario Herrera Guido
La condición femenina,
el acceso de la mujer a la dignidad,
al trabajo, a la plena personalidad,
será el tema central del siglo XXI.
Susan Sontag
Morelia, Michoacán.- A más de una semana de la toma de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, por grupos de víctimas y feministas, es preciso reconocer que la desesperada acción no es un acontecimiento aislado, sino consecuencia de las protestas desatendidas que las mujeres violentadas en sus derechos humanos vienen denunciando: maltrato físico, daño psicológico, feminicidio, violencia institucional, ministerial, mediática, más la cancelación de las estancias infantiles, el intento de cerrar todos los refugios y el recorte del 75% del presupuesto al Instituto Nacional de las Mujeres (151 millones de pesos), con graves afectaciones a las políticas públicas de la agenda de las mujeres, como consecuencia lógica de la austeridad franciscana para este y otros temas sin importancia del Ejecutivo Federal en nombre de la Cuarta Transformación.
Cómo olvidar que el año pasado, el 9 y 10 de marzo, las Brujas del Mar, al convocar a las mujeres a una Marcha Nacional y Planetaria y a Un Día sin Nosotras, encarnaron a todas las valerosas mujeres a lo largo de milenios, para revelar que la violencia patriarcal, en todas sus malditas formas (exclusión, desvalorización, violencia, acoso, feminicidio…), desnudan el insoportable fantasma femenino de los hombres, ante la ausencia del otro sexo en sí mismos, que a veces los coloca frente a una falta insoportable.
Cómo interpretar la frivolidad del líder social que cancela las estancias infantiles, enviando el más conservador de los mensajes: las mujeres no van a estudiar, trabajar y menos a hacer política. Se van a someter al marido, a parir y a la cocina, como en los tiempos griegos. Todos estos signos pueden ser leídos con claridad meridiana, a partir del fingido lapsus del Señor del Palacio, que decide sacar a la venta los boletos del avión fantasma, para golpear el Paro Nacional de las Mujeres del 9M19. Y tras la pandemia de covid-19, ahora las mujeres son amas de casa, esposas, niñeras y hasta profesoras de educación digital (sin tiempo para ellas, “como anillo al dedo”).
Las Brujas del Mar siguieron las huellas de las mujeres de Polonia, España, Chile y Argentina, para desbordar las calles con la digna rabia, para reclamar el derecho a una vida libre de violencia y a decidir sobre el propio cuerpo, contra los 11 feminicidios diarios y la impunidad promovida consciente o inconscientemente por los tinterillos de papel podrido de los ministerios públicos.
Catalina Ruiz Navarro, feminista y escritora, tiene una lectura reciente de las toma de la CNDH, pues afirma que es preciso leer que las feministas y los colectivos de víctimas han estado, desde el año pasado, protestando bajo la forma denominada “Acción Directa”, porque el Estado no responde a las demandas feministas, que han agotado todos los mecanismos y recursos posibles para incidir en el acceso a la justicia, a través de leyes, marchas, sensibilización, canciones y poemas, y nada ha servido, y siguen 11 feminicidios por día y 98% de impunidad en crímenes de género, una verdadera tormenta absolutamente inaceptable. Por lo que se tomó la CNDH, se empezaron subastar irreverentemente los cuadros, como símbolos del poder opresor e indolente.
El edificio —reitera Catalina Ruiz Navarro— es más útil como refugio para las mujeres y como trinchera de resistencia y protesta, que como entidad burocrática para cortes finos gourmet, donde se está tirando el dinero del pueblo, sin dar resultados a las víctimas.
Una de las absurdas medidas burocráticas que detonó la toma y la violencia contra las sacros adornos de la institución, fue que llegaron las mujeres de los estados a presentar sus añejas denuncias y se les dijo que estaban mal armadas y que regresaran a sus regiones a rehacer los expedientes, como para entretenerlas y espantarse como moscas los asuntos propios de la CNDH, por un rato o para siempre.
La verdad es que —destaca Catalina Ruiz Navarro— el discurso y las disposiciones sobre el tema de las mujeres, de parte del Presidente Andrés Manuel López Obrador, están obstruyendo desde el principio llegar a un entendimiento en torno a la agenda de las mujeres, y más sobre la violencia hacia las mujeres. Y es lógico agregar que esa actitud del Ejecutivo, puede ser vinculante con el aumento de la violencia patriarcal en lugar de moderación.
Para las feministas —subraya Catalina Ruiz Navarro— las actitudes y disposiciones de López Obrador, vienen provocando una grandísima decepción, más porque muchas lo apoyaron en campaña y votaron por él, y estaban esperando que cumpliera una serie de promesas. Compromisos que no sólo no cumple sino que muchas de sus medidas y recortes a la agenda de las mujeres, les vienen arrancado lo poco que habían logrado durante las codiciosas y corruptas décadas neoliberales.
Pero a la narrativa de Obrador —destaca Catalina Ruiz Navarro— no le importa la perspectiva de género, ni se deja asesorar por el discurso y la agenda de las mujeres; es un político que ha dicho humanismo por feminismo, y que las condena de ignorantes por rayar un cuadro de Madero, dejando ver su insensibilidad sobre lo que está pasando. Porque esas mujeres —insiste Catalina Ruiz Navarro— terriblemente lastimadas y abandonadas a su desgracia y desesperación, lo que están haciendo es un enérgico y legítimo reclamo de sus derechos, que son más importantes que un cuadro o las canteras de un edificio. Algo que se va a venir haciendo —reitera Catalina Ruiz Navarro— hasta que las vidas de las mujeres sean más importantes que unos cuadros o las piedras de un edificio. Y si esta chata percepción no cambia, el enfrentamiento de las mujeres con Obrador va a seguir su curso hasta una extralimitación que sólo puede moderarse respondiendo con justicia.
No cabe duda que en este caso como en otros, funciona el principio “lo que no se atiende se extiende”, o lo que se atiende en mesas de trabajo y comisiones pero no se resuelve, un día estalla con los agravios acumulados, porque lo que en este momento urge no son negociaciones y charlas de café en las oficinas, dilatorias y distractoras, sino soluciones y justicia.
Este pasado 11 de septiembre, el Senado tuvo que repetir la penosa y atropellada escena de la imposición de Rosario Piedra Ibarra en la CNDH, pero ahora con su imposible defensa, porque no llegó a explicar y defender a las víctimas sino a salvaguardar la despensa de cortes de carne americanos gourmet del comedor de la CNDH, justificando humildemente que ella comía lo mismo que el personal de intendencia, cuando lo que estaba sobre la mesa de la discusión era si la Comisión a su cargo, viene interviniendo de manera puntual y expedita en la defensa de las víctimas y familiares de ellas, en especial de las mujeres.
Ahora, debido a la inoperancia de la Presidenta de la CNDH, la Secretaria de Gobernación Olga Sánchez Cordero dice que se le debe poner a la CNDH un Secretariado Ejecutivo, para que resuelva la apolillada agenda de las víctimas y sus familiares. Porque hasta ahora la Cuarta Transformación está mostrando uno de los puntos más débiles de su agenda social que pretende hacer historia.
Indyra Sandoval, defensora de los derechos humanos de las mujeres, advierte que como antecedente a esta digna rabia de las mujeres, existe un diferendo con el Presidente Obrador, por la ausencia de las mujeres, tanto en las políticas públicas como en la agenda de las mujeres, pues Obrador ni las mira ni las oye. El país del que habla Obrador, es muy distinto al que habitan y transitan las mujeres y las niñas, especialmente las víctimas de violencia. Un síntoma, en el sentido marxista del término, cual malestar social, que urge diagnosticar.
Un malestar cuya manifestación puede constatarse: 1) en la criminalización del Movimiento Feminista; 2) el desmantelamiento de las políticas públicas de la agenda de las mujeres; 3) la inhumana e inaceptable reducción del presupuesto (75%), con la connivencia de la directora de Inmujeres; 4) la afirmación de que las llamadas de auxilio son falsas (con la anuencia del Instituto para proteger a las mujeres); 5) la declaración de que las familias mexicanas son fraternas y 6) la subestimación de la violencia que se vive en los hogares, intrafamiliar y de género, que hoy llega a la obscena cifra de 11 feminicidios por día.
El movimiento feminista, las mujeres, las víctimas y sus familiares están —reitera Indyra Sandoval— ante un Presidente indiferente o indolente, que acarrea funestas consecuencias: 1) ausencia de políticas públicas integrales y transversales que atiendan las causas estructurales de la violencia y particularmente de la violencia hacia las mujeres; 2) programación y presupuesto para la agenda de las mujeres; 3) prevención, atención y reparación del daño de las víctimas y sus familiares, como lo mandata la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (1°de febrero de 2007; última reforma 14/0672012).
Dos años ya de la Cuarta Transformación —lamenta Indyra Sandoval— y hasta hace tres días fue presentado ante el Senado el tema por la igualdad y viene muy reducido, y en estos meses estaremos conociendo el Presupuesto 2021, y vamos a tener la oportunidad de constatar las prioridades del Presidente y su Gobierno de México. Un liderazgo presidencial, sin embargo, que recién retoma los grandes temas humanistas y hasta confesionales en el marco del Grito de Dolores: la democracia, la justicia, la esperanza, la igualdad, el amor al prójimo, la fraternidad universal,… pero paralelamente a la gran ausencia de los derechos humanos de las mujeres.
Una ausencia que llevó a las víctimas y feministas a la toma simbólica de la CNDH, por ahora Casa Refugio Ni una Menos, más las diferentes tomas en los estados, como una reacción desesperada, una digna rabia, ante la ausencia del Estado y su representante máximo, que no reconoce el cúmulo exponencial de feminicidios como una emergencia Nacional, como un asunto de Seguridad Nacional y menos como una bochornosa crisis de derechos humanos de las mujeres.
Ante la ausencia de contrapeso del Ejecutivo —destaca Indyra Sandoval— la toma de la CNDH hace las veces del mismo, debido a su abandono, que siempre se supo, por obvias razones, que no equilibraría al poder ejecutivo. Por ello —subraya Indyra Sandoval— la que ha tomado las instalaciones de manera ilegal e ilegítima es Doña Rosario Piedra Ibarra, no las mujeres violentadas, víctimas y feministas, que dan la cara y ponen el cuerpo por el resto de las mujeres que representan la causa.
Se dice desde el principio y hasta el cansancio, para desprestigiar la causa y escapar a atenderla, que detrás de esta demanda y acción hay otro interés. Pero las víctimas y las feministas sostienen que el tema y el objetivo son las víctimas, las víctimas y nada más que las víctimas. Aunque como en la Marcha del 8M19, no falta quien envíe a poner vallas para dividir al contingente, dispersar la manifestación, soltar encapuchadas radicales a desatar la violencia, lazar una granada, para impedir la incómoda protesta de las mujeres al poder. Mucho cuidado con todas las infiltradas radicales, de izquierda o de ultraderecha, que pueden asaltar el movimiento por la justicia, para desprestigiar y destruir el programa de lucha de las víctimas y las feministas, y terminar por ayudarle al Estado a evadir su responsabilidad.