Gerardo A. Herrera
Morelia, Michoacán.- La falta de una cultura del envejecimiento en las mallas curriculares de la educación básica y en una educación para la vida, genera una mayor presión sobre los adultos mayores que requieren del apoyo de sus hijos para poder sobrevivir.
La etapa de adultos mayores no es sencilla, sobre todo si a lo largo de la vida no se tuvieron las oportunidades o bien de tener un trabajo y por ende el servicio de seguridad social y una pensión o haber tenido un negocio estable que permitiera mantener una vida de calidad; lo que vemos es una gran mayoría de adultos mayores en condiciones de precariedad, viviendo al día y muchos otros saliendo a las calles a pedir “caridad”; desafortunadamente esta situación, al parecer, va en aumento.
Durante la semana que corre, se conmemoro, “Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez”, diversos instrumentos de evaluación que generan los Organismos de Derechos Humanos, expresan, que tanto el maltrato como el abuso en las personas adultas mayores son delitos que, por lo general, no se denuncian debido al vínculo familiar entre la persona que agrede (hijos, hijas, nietos, nueras, yernos) y la víctima (los padres o abuelos); así como la dependencia económica y física de la persona mayor respecto de quien genera la violencia, o la falta de acceso a las instancias de procuración de justicia especializadas para la atención de personas con discapacidad y vejez.
Desafortunadamente la violencia genera situaciones que impactan en la autoestima y el cuerpo de las personas generando daños en lo físico, psicológico, en su salud, pero sobre todo en el profundo daño que genera a sentirse apreciado y útil.
Datos del INEGI, 2017, expresan que existen 12.96 millones de personas mayores en el país, o sean el 10.5% de la población total, el asunto es que tantos de éstos hombres y mujeres que rebasan los 60 años se les vulneran los derechos fundamentales y las libertades, porque de ser así, estaríamos en la presencia de problemas de salud pública y social que no les permite tener una vida digna. Sí bien, existe ya la universalidad del beneficio de la pensión a los adultos mayores, solo la reciben los que ya estaban inscritos en los padrones y los que recibían una pensión de alguna institución, y los que no la recibían deberán esperar a cumplir los 68 años para que se puedan inscribir en los padrones y recibir dicho apoyo hasta cumplir la edad que marcan las reglas de operación.
Otra de las dificultades que enfrentan es la falta de preparación académica, aunque las experiencias vividas los hace sabios; de ahí que tengan dificultades de disfrutar de un mercado de trabajo para vincularse a éste, así como de acceder a los bienes y servicios que ofrece el mercado. Otro elemento más que viven en el día a día, es la manera en que se generan las transformaciones en la vida familiar y el cómo se articula las relaciones entre las brechas generacionales, las cuales son disfuncionales.
Para el diseño de la política pública nuevamente será la familia el centro de atención del adulto mayor, y en esta atención y acciones de cuidado nuevamente será la mujer quien tiene las funciones de cuidado de conformidad con el Sistema de Género; en este sentido, continuaremos observando ausente la presencia del varón para atender a los adultos mayores de su familia, hay que iniciar ya un proceso de sensibilización para la cooperación de todos los miembros de la familia en apoyo a la atención de los adultos mayores.
Por otro lado, se requiere de fortalecer el sistema de salud con especialistas de adultos mayores, pero no solo eso, también se requiere de generar una política pública que verdaderamente ayude a los adultos mayores que se encuentran en centros de asistencia social o en asilos públicos o privados para que se garantice el respeto a la dignidad de las personas mayores de 60 años que ahí se atienden.
En ocasiones no se toma en consideración algunos elementos de diversidad para evitar la homogenidad, es decir, existen ya muchos adultos mayores que tienen una orientación diversa sexual y de identidad de género, lo que nos plantea que el diseño de la política pública debe transversalizar las cuestiones de los derechos humanos y libertades, la igualdad y no discriminación, la perspectiva de género, así como la interculturalidad, y desde luego la cultura para la paz.
El conjunto de normatividad de dimensión internacional, regional, nacional y local, nos plantea la urgencia de que se instrumenten los mecanismos de seguimiento para el cumplimiento de los acuerdos internacional en materia de derechos humanos y libertades para los adultos mayores, como la Agenda 2030, la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos de las Personas Mayores.
Expreso, hoy los jóvenes no toman conciencia que también ellos serán adultos mayores, y lo que hoy hacen algunos de ellos con indiferencia, espero no lo reciban en su momento. Recuerda, ama y respeta a tu familia mayor.