Por: Dulce Sol
La cuarta transformación trajo consigo algunos cambios de fondo en la política mexicana, sin embargo también ha dejado estadísticas espeluznantes en lo que se refiere a violencia de género. Es por ello que el 2019 estuvo marcado por diversos movimientos feministas que trataron de mitigar el problema desde varias trincheras.
En el mes de febrero cientos de mujeres reunidas en el monumento a la Madre pedían a las autoridades acciones concretas en contra la ola de violencia e inseguridad que las usuarias vivían en el Transporte Colectivo Metro.
La “caja de Pandora” se destapó cuando el movimiento “Me Too” llegó a las redes sociales mexicanas con el “Me tooPeriodistas Mexicanos”. Miles de mujeres pusieron sus denuncias anónimas o públicas y muchos casos de acoso sexual dejaron expuestos a reporteros, columnistas y fotógrafos. Algunos recientes y otros guardados del pasado por miedo a las represalias.
Posteriormente y gracias al impulso de la organización Periodistas Unidas Mexicanas (PUM) surgieron otras denuncias en el ámbito musical, literario, político, cinematográfico, académico, de abogacía, de política y teatro entre otros. Por lo que la práctica del acoso se evidenció como un fenómeno común en el ámbito laboral mexicano.
El hashtag #YoTeCreo se posicionó en apoyo a las denunciantes ya que la contraparte insistía en que eran inventos o alegaban que eran cosas de pasado que se debieron haber dicho en su momento.
En México 9 mujeres son asesinadas al día y el 99% de los casos queda en total impunidad. Por lo que en mayo del 2019 y ante este escenario, ONU Mujeres, el Gobierno de México y la Unión Europea lanzaron la iniciativa Spotlight, una alianza estratégica que tiene como objetivo prevenir, combatir y eliminar todas las formas de violencia contra las mujeres y las niñas.
La brillantina y lo que algunos llamaron “vandalismo” se hicieron presentes en el Centro Histórico de la Ciudad de México puesto que ante la impunidad, el abuso y la violencia por parte de las autoridades, las mujeres salieron a las calles para exigir justicia. Diamantina rosa y pintas en el Ángel de la Independencia sirvieron para que los ojos de México voltearan a ver el enojo y el hartazgo de sus mujeres.
Estas acciones dividieron opiniones, hubo quienes descalificaron a las mujeres y al movimiento, pero también hubo quienes apoyaron la forma de la protesta que incluyó pintas en muros, vidrios rotos y fuertes gritos, además del surgimiento del #NoMeCiudanMeViolan. Las restauradoras con Glitterdefendieron el registro de la protesta. Señalando que las vidas de las mujeres son más importantes que cualquier documento.
El verano fue para los Derechos Sexuales y reproductivos, pues ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación desecharon las controversias constitucionales de los gobiernosde Aguascalientes y Baja California en contra de la Norma Oficial Mexicana 046 (NOM 046).
En la última cumbre del año el colectivo chileno “Las Tesis” hizo vibrar al mundo entero con los versos del performance: “Y la culpa no era mía, ni donde estaba ni como vestía. El violador eres TÚ”. La representación se replicó en diversas partes de México, Latinoamérica y el globo terráqueo. La frase retumbó categóricamente y mujeres de muchos rincones y generaciones finalmente gritaban la responsabilidad a quien le correspondía.
De ahí surgieron confesiones de niñas, adolescentes y mujeres que compartían en redes momentos y vestimentas de cuando fueron abusadas y fue doloroso leer que la mayoría habían sido violentadas en la infancia por personas cercanas o familiares.
Ya casi para terminar el año se realizó el Segundo Encuentro Internacional de Mujeres que Luchan, en él participaron más de 4,000 mujeres de 49 países diferentes. Con el objetivo de abordar, visibilizar y denunciar la violencia contra las mujeres. La sede fue en el Caracol de Morelia, cerca del municipio de Altamirano en Chiapas.
Y para cerrar la década con “broche de oro” se aprobó en Michoacán la “Ley Olimpia” que tipifica y sancionar la violencia sexual digital. En el artículo 195 del Código Penal del estado se tipifica el delito de violencia digital a la intimidad sexual para quien capture la intimidad sexual o genital de una persona en imagen, audio o video, sin el consentimiento de ésta. Las personas que infrinjan en este delito podrán recibir la sanción de tres a cinco años de prisión y multa de entre mil a 2 mil veces el valor diario de la Unidad de Medida y Actualización (UMA).
La década que se fue dejó consigo algunas victorias para las mujeres de México, sin embargo es menester continuar con los movimientos que ayuden a garantizar nuestros derechos. Ojalá que este 2020 traiga consigo el fin del patriarcado, que todas las mujeres estén seguras donde quiera y como sea que se encuentren y que los movimientos feministas se sigan esparciendo durante todo el año.
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