Por: Rubén Alcántar
El pasado domingo por la tarde, en medio del patio central de palacio de gobierno y en completa soledad, el presidente de nuestro país salió a dirigir, el que todos deseábamos fuera el mensaje que nuestro país necesita ante la complicada situación económica que afrontamos, sin embargo para ser sincero puedo decir que para nada sorprende, todos deseábamos un mensaje que diera certidumbre a la nación, al sector empresarial y a toda la clase trabajadora, sin embargo lo anunciado dista bastante de este idóneo que anhelábamos.
El mensaje fue simple, pudiera entenderse incluso más como un informe de gobierno, que como el anuncio de medidas ante la inminente debacle económica; el gobierno está haciendo las cosas bien, se está combatiendo a la corrupción el mayor de nuestros males, nuestro país se encuentra entre los menos afectados por COVID-19 junto a la Inda, la violencia se está erradicando, etc. Este tipo de cifras, que no son cifras puesto que a día de hoy nadie ha logrado descifrar su procedencia y que francamente no explican nada y no reflejan nada.
Lo anterior ya todos lo sabemos, lo hemos escuchado infinidad de ocasiones, lo realmente preocupante se ubicó en el momento de informar las medidas, básicamente, el gobierno no le perdonara impuestos A NADIE, si acaso (y si hay dinero) se comprometió a otorgar la devolución del IVA en los tiempos que indica la ley (vaya favor comprometerse a cumplir con su obligación), por otra parte la mayoría esperábamos que se anunciara la suspensión temporal, no la cancelación, sino únicamente postergación de sus proyectos faraónicos insignia, es decir, Santa Lucía, Dos Bocas y el tren maya, para de esta manera poder reorientar el gasto a salud, así como al rescate económico, suceso que no ocurrió, por el contrario, se respaldaron los proyectos y prácticamente se nos dijo que por sus tamaños se van a hacer sí o sí.
No solo esto, la otra parte de las medidas estratégicas, que ni parecen medidas, ni parecen seguir estrategia, fue informar que estamos preparados para esto, que primero van los pobres y los recursos se seguirán destinando a los apoyos directos (economía clientelar) para nada paleando el problema de demanda agregada que se avecina y que tanto preocupa.
¿Podemos costear estas medidas? Por supuesto que no, se dijo que la estrategia para realizar este rescate, que repito, no es ningún rescate, se basa en el imaginario de un Fondo de Estabilización para los Ingresos Presupuestales fuerte, el cual nuestro presidente agoto a la mitad en tan solo un año de ejercicio, antes de toda esta problemática económica, ya era bien sabido que muy probablemente los ingresos presupuestados no se iban a lograr y que el FEIP muy difícilmente sería suficiente para subsanar el faltante, sin embargo la situación ha empeorado y resulta prácticamente incomprensible la idea de que con su supuesta austeridad será suficiente.
Pero claro esta idea tiene un origen y proviene del imaginario por parte de la jefa del SAT (y muy seguramente futura Secretaria de Hacienda), Raquel Buenrostro, en que, pese a la crisis la recaudación no se va a caer, hecho que para quienes sabemos de la materia, incluso para el actual secretario Arturo Herrera, resulta ilógico, pero claro, en esta administración no perdura quien piensa de manera científica, sino quien le da la razón al presidente en su idea de gobernar, lo vimos con el retiro de Carlos Urzúa.
El mensaje del domingo dejó una cosa muy en claro, el presidente no desistirá de su idea de gobernar, no desistirá de sus proyectos, ni de lo que él cree correcto, todo esto sin importar la situación, el presidente no escucha a quienes saben de la materia, lo vimos en el caso de la salud con su negativa a seguir las recomendaciones de los expertos en el gabinete, pese a que diga que su estrategia está funcionando, y lo vemos en materia económica, no escuchó a Carlos Urzúa en cuanto política económica, y ahora no escucha a Arturo Herrera, a quien incluso ya no invita a conferencias que le competen; muy seguramente este último también optara por dar un paso al costado, y con él se ira también el ultimo conocedor técnico en materia económica.
Se viene tiempos difíciles, la economía se encuentra en una indetenible debacle y en nuestro país no se hace nada para intentar aminorar las afectaciones de esta, solo nos queda mantener la fe en que un milagro ocurra, y algo o alguien le convenza al presidente que las medidas que se deben tomar no son en beneficio de él, o del poder económico que dice tanto repudia, es en beneficio de todos los mexicanos, los que lo eligieron y los que no, mientras ello ocurra solo nos queda seguir viendo como poco a poco todo se desploma y únicamente queda cómodo el cómo emperador con sus locuras y en la comodidad de su palacio, eso sí, seguido por un sequito de bufones dispuestos a aplaudirle todas sus decisiones y darle la razón a todo sin cuestionamiento alguno a los que llama secretarios.