Redacción/Estenógrafo
Morelia, Michoacán. – El Ministerio Público Local en 48 horas armo un expediente completo con toda clase de datos de prueba y peritajes psicológicos, en cambio, la defensa pública de Guadalupe, una mujer “enferma de los nervios” optó por reservarse cualquier trabajo que beneficiara a su defendida.
El pasado martes por la tarde, Guadalupe fue detenida por sus suegros y un grupo de vecinos de la colonia Fresnos, de Uruapan, porqué, asegura el Ministerio Público, la sorprendieron apuñalando a su menor hijo de dos años, hecho que acabó con la vida del niño.
En medio de la crisis por la muerte de menor, Guadalupe intentó quitarse la vida, desesperada, le pidió a su pareja sentimental le quitará la vida ¡Mátame, mátame! Le pidió una y otra vez. Pero no atendió su petición, porque él mismo aun permanecía absorto, frente al cadáver de su primogénito, que yacía en medio de un charco de sangre en una cama.
Guadalupe, de 24 años, con solo primaria, padecía desde tiempo atrás de “los nervios”-modo en que le llaman en los ranchos a diversos padecimientos metales-, no se sentía bien, había algo que había cambiado en su forma de ver el mundo, su pareja lo sabía y habían buscado médicos. Pero no habían logrado acceder a uno.
Las circunstancias de Guadalupe le fueron comunicadas al Ministerio Público, fue “examinada por un perito en psicología” y concluido que estaba sana, hecho con el que se conformó la defensa-si así se le puede llamar. Porque a diferencia de otros abogados defensores que piden la ampliación del termino constitucional de 144 horas para reunir datos de prueba y obtener peritajes a favor de sus defendidos, Jesús Eduardo, nombre del abogado, este pidió se resolviera en ese momento la situación legal de Guadalupe, esperando convencer a la juzgadora de que Guadalupe tenía un padecimiento que alteraba su actuar con un “ella padecía de los nervios. Así lo refiere el esposo en su entrevista”-argumento que inmediato desestimó la juez.
La pasividad del abogado público, mantienen en una prisión, en un ambiente hostil a una mujer, sin un diagnóstico y sin atención a esa enfermedad de los nervios que la aquejaba desde antes del homicidio, enfermedad que la llevaron a buscar ayuda, una ayuda que nunca encontró.
¿Qué pasó aquel 4 de agosto?
Guadalupe se encontraba en el patio de sus suegros, con su pequeño en brazos. Todo lucia normal, en apariencia, porque sin mediar algún disgusto o aparente agresión. Alrededor de las 6 de la tarde, el suegro la encontró con el niño en brazos y un puñal en la mano, llena de sangre y después intentó matarse.