Por: Ar Mendoza
Siempre he creído que la política en México se asemeja a las historias de terror y ciencia ficción que a lo largo de nuestras vidas han sido las culpables de las más oscuras y aterradoras pesadillas; Frankenstein de la escritora inglesa Mary Shelley, por ejemplo, retrata a una criatura creada a partir de la unión de distintas partes de cadáveres diseccionados, ¿les suena familiar?, pues es algo parecido a lo que asemeja la famosa alianza entre el PRI, el PAN y el PRD, la cual por cierto, en días pasados quedó formalmente registrada ante el Instituto Electoral de Michoacán, por lo que la criatura amorfa y aterradora estará presente en las boletas electorales del próximo año.
La oposición además de carecer de argumentos ideológicos, también escasea de ideas, ya que siguen al pie de la letra cualquier cosa que Andrés Manuel López Obrador les recomienda; si él menciona que hagan una consulta popular para que la ciudadanía opine sobre el modelo de financiación de los Estados, lo anuncian, si él bautiza a la mafia del poder como el PRIANRD, éstos van y forman una coalición, por lo que claramente es el Presidente quien delinea la estrategia de sus opositores.
Sin embargo, dentro de la famosa alianza, es claro que el Partido Revolucionario Institucional es el único que sale perdiendo, puesto que el blanquiazul, como el Sol Azteca, son manejados por Marko Cortés y Silvano Aureoles respectivamente, mientras que en el tricolor dejarían sin voz ni voto a perfiles que no concuerdan con las decisiones cupulares en turno, liderazgos que han trabajado y que han sido leales a pesar de todas las adversidades, a los cuales, dudo mucho se les haya consultado si desean que un perredista o un panista encabece la gubernatura al Solio de Ocampo.
No obstante, en la otra cara de la moneda está a punto de disolverse una alianza que en lo ideológico parece no ser tan antinatural, pero que en los hechos ha sido totalmente antagónica, al menos dentro del Congreso del Estado de Michoacán; me refiero a la coalición entre Morena y el Partido del Trabajo, donde las cúpulas morenistas en el Estado no han logrado un diálogo claro con los petistas, por lo que de no llegar a un acuerdo marcharían en solitario en las próximas elecciones.
Parece ser que Morena está confiado por los resultados donde en más de diez encuestas se posicionan en el primer lugar, sin embargo, el exceso de confianza nunca es bueno en una competencia donde el acarreo, el abstencionismo y las mañas electoreras de los viejos partidos salen a relucir elección tras elección.
Así pues, tendremos que esperar para ver si el partido guinda se quita la venda de los ojos y decide confabular alianzas con el Partido del Trabajo o con el Partido Verde Ecologista, en donde a Ernesto Núñez, dueño de la franquicia, lo podrían sorprender dándole línea desde su comité nacional.
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