Por Carlos Maya
Morelia, Michoacán.- Resulta común encontrar personas en las redes sociales o cuando se pasea rutinariamente en el parque que buscan pareja a su perro o gato, generalmente se trata de supuestos animales de raza que su responsable adquirió a precios elevados; es así que buscan como cruzar a los que únicamente debieran ser sus animales de compañía para generar un lucro indebido a costa de su sufrimiento.
Por lo que podemos llamar criadero de traspatio a cualquier persona física que con fines de lucro y sin permiso u autorización de la autoridad municipal (licencia de funcionamiento), decide cruzar a su perro o gato con la finalidad de vender a sus cachorros, actividad que se lleva en su propia casa; comúnmente en su patío trasero.
Este tipo de criaderos de traspatio son uno de los negocios ilícitos más nocivos cuando de controlar la sobrepoblación de animales de compañía se trata y es que por lo general las personas que compran un perro o gato, existiendo tantos en adopción esperando en los refugios o centros de atención animal, solo puede ser provocada por una visión que tiende a cosificar a los animales no humanos como un artículo de lujo que le pueda asignar un valor aparente a su poseedor.
El problema con estas compras es que el “artículo de lujo” va a durar un poco tiempo hasta que el poseedor se percate que ser responsable de un animal de compañía implica más que presumirlo en sus redes sociales o en sus rutinas por el parque, por lo cual nos encontramos ante una inminente situación de abandono por pérdida de interés o un maltrato por omisión o negligencia en su propio hogar.
Por lo que al ver a los animales de compañía como objetos de interés les resulta sencillo “desecharlos”, provocando miles de casos de perros o gatos puestos en una adopción irresponsable justificándose por medio de una serie de pretextos, entre los cuales los más comunes son: falta de espacio, tiempo para cuidarlo, dinero, alergias, por ser muy inquieto, una posible mudanza o por cambio de situación sentimental o lo que sucede con mayor frecuencia es que terminen por abandonarlo en una colonia o carretera lejana para que no pueda volver a casa.
Resulta sumamente complicado combatir a los criaderos de traspatio, puesto que si bien ya se encuentran prohibidos en reglamentos municipales y normas oficiales, lo cierto es que es una labor titánica para la autoridad poder percatarse de este tipo de criaderos, regularmente se requiere la constante denuncia de los vecinos o asociaciones civiles, los cuales se dan cuenta del hecho cuando existen fuertes olores, ruidos constantes, peleas entre los propios animales o algún otro elemento externo a la propia crianza clandestina.
De tal manera que la mejor herramienta con la que contamos actualmente es la concientización a largo plazo, sobre todo en el enfoque hacia las generaciones más próximas a la problemática, compartiendo el nuevo paradigma del trato ético y digno hacia los animales de compañía y alejándonos del estatus cosificador de los animales como artículos de lujo que elevan el estatus social. Sumado a ello nos encontramos con el compromiso de desarrollar protocolos a nivel preventivo municipal para poder combatir de primera mano a los criadores clandestinos para abolir esta terrible práctica.