Por: Gerardo A. Herrera Pérez
Morelia, Michoacán. – Como es de su conocimiento, el próximo 22 de abril se conmemora el Día Internacional de la Madre Tierra; una fecha importante para todos los ciudadanos planetarios, más de siete mil quinientos millones de personas en el mundo.
Los temas relacionados con el ecocentrismo son de mi interés y deseo que muchas más personas creen y desarrollen su conciencia bajo un enfoque de ecoformación y ecoética. En esta ocasión comparto con gusto la reflexión de Felix Guattari en este día importante para la Madre Tierra
Felix Guattari, filósofo, ha reflexionado sobre las tres ecologías. En el prólogo del Libro que lleva el mismo título, precisa que la tierra vive un período de intensas transformaciones científicas y como contrapartida se han engendrado fenómenos de desequilibrio ecológico que amenazan, a corto plazo, si no se le pone remedio, a la vida sobre su superficie. Paralelamente a estas conmociones, los modos de vida humanos, individuales y colectivos, evolucionan en el sentido de un progresivo deterioro.
Existen esfuerzos internacionales para atender los peligros más llamativos que amenazan el entorno natural de nuestras sociedades, pese a ello, en general se limitan a abordar el campo de la contaminación industrial, pero exclusivamente desde una perspectiva tecnocrática, cuando en realidad sólo una articulación ético-política a la que denomina Guattari la “ecosofía” entre los tres registros ecológicos: el medio ambiente, las relaciones sociales y la subjetividad humana, sería susceptible de clarificar convenientemente estas cuestiones de crisis que se viven.
La importancia de esta reactivación ecosófica (o cualquiera que sea el nombre que se le quiera dar), sí no se produce una rearticulación de los tres registros fundamentales de la ecología, desgraciadamente se puede presagiar el ascenso de todos los peligros: los de impactos ambiental, efecto invernadero, impacto a la biodiversidad, pero también desde lo social, el racismo, el fanatismo religioso, de los cismas nacionalitarios que tienden hacia nuevas posturas reaccionarias, los de la explotación del trabajo de los niños, de la opresión de las mujeres, la diversidad sexual, el feminismo, el sexismo, la salud mental con estrés que lleva a la violencia y en otras ocasiones al suicidio, es decir estamos en crisis medio ambiental, social y mental.
Corresponde a los científicos sociales volver a forjar referencias teóricas que iluminen una posible vía de salida a la historia; una historia más llena de pesadillas que nunca, por la que atravesamos actualmente. Pues no sólo desaparecen las especies, sino también las palabras, las frases, los gestos de la solidaridad humana. Se utilizan todos los medios para aplastar bajo una capa de silencio las luchas de emancipación de las mujeres y de los nuevos proletarios que constituyen los parados, los marginados, los migrantes…
La ecología social deberá trabajar en la reconstrucción de las relaciones humanas a todos los niveles sociales. Jamás deberá perder de vista que el poder capitalista se ha deslocalizado, desterritorializado, a la vez en extensión, al extender su empresa al conjunto de la vida social, económica y cultural del planeta, y en «intensión», al infiltrarse en el seno de los estratos subjetivos más inconscientes.
Puesto que esto es así, ya no es posible pretender oponerse a él sólo desde el exterior mediante las prácticas sindicales y políticas tradicionales. Se ha hecho igualmente imperativo afrontar sus efectos en el dominio de la ecología mental en el seno de la vida cotidiana individual, doméstica, conyugal, de vecindad, de creación y de ética personal.
Lejos de buscar un consenso embrutecedor e infantilizante, en el futuro se tratará de cultivar el discenso y la producción singular de existencia. La subjetividad capitalística, tal como es engendrada por operadores de toda naturaleza y de toda talla, está manufacturada para proteger la existencia contra cualquier intrusión de acontecimientos susceptibles de trastocar y perturbar la opinión. Según ella, cualquier singularidad debería, o bien ser evitada, o bien pasar bajo la autoridad de equipamientos y de marcos de referencia especializados. De ese modo, se esfuerza en gestionar el mundo de la infancia, del amor, del arte, así como todo lo que es del orden de la angustia, de la locura, del dolor, de la muerte, del sentimiento de estar perdido en
En conclusión, las tres ecologías deberían concebirse, en bloque, como dependiendo de una disciplina común ético-estética y como distintas las unas de las otras desde el punto de vista de las prácticas que las caracterizan. Sus registros dependen de lo que llama Guattari una heterogénesis, es decir, de procesos continuos de resingularización. Los individuos han de devenir a la vez solidarios y cada vez más diferentes.
En este momento hay muchas organizaciones de la sociedad civil (OSC), que están trabajando a favor de impulsar acciones para fortalecer la ecología medioambiental, social y mental. Recuerdo que cuando fui director de Participación Social de la Sepsol, había un directorio de OSC de 541 registros. Pero quiero destacar las que hoy continuo realizando acciones o conozco de sus actividades, entre ellas destaco Uno en Voluntad, A.C., con temas de Resilencia, Ambientalistas de Corazón, A.C., Ghapad, A.C., en diferentes capítulos en el estado y con sede en Morelia, mis amigas Mujeres de Acero, A.C. sin las cuales se podría explicar el avance en materia de empoderamiento de las mujeres en Lázaro Cárdenas; otras OSC culturales como Centro cultural Jutzikani, A.C. Centro cultural la Parota, A.C., Centro cultural Catalina Carbajal, A.C., también en Lázaro Cárdenas la organización Deportistas con causa, A.C. o en Apatzingán Por amor a mi tierra Apatzingán, A.C., Fuerza Migrante, A.C., y otras más aquí en Morelia.