Por: Milena Suástegui
“No es la discapacidad o diversidad lo que hace difícil la vida, sino las barreras que pone la sociedad” …
Muchas son los requisitos que se necesitan para ser partícipe de un certamen de belleza o ser modelo de ciertas marcas o diseñadores, entre los que destacan no estar casada, no tener hijos, cumplir con cierta edad y medidas por las que se preocupan tanto los organizadores o directivos de los concursos.
Sin embargo, a veces están tan preocupados por cumplir las expectativas del público y dejar la vara muy alta con su pasarela o certamen, que pocos son los que se han preocupado por incluir a personas con discapacidad, cáncer, síndrome de Down, así como a las personas de tes oscura, curvys, indígenas y de la comunidad Lesbiana, Gay, Bisexual, Transgénero, Transexual, Travesti, Intersexual y Queer (LGBTTTIQ) por miedo al qué dirán.
Y es que todo mundo habla de los derechos que tenemos como seres humanos, pero no muchas personas de los que comparten este contenido en sus redes sociales crean espacios o dan oportunidades a quienes más lo necesitan y dentro de este gremio sobran las personas que quieren ayudar, pero faltan las que en verdad tienen pantalones para hacerlo.
El mensaje que quiero mandar en esta semana a través de mi columna es que dejemos de hablar y compartir publicaciones de inclusión en Facebook y comencemos con los hechos, bien dicen, “un hecho vale más que mil palabras”, así que llevemos a cabo el “menos drama y más acción”.
La importancia de incluir a estos sectores es muy grande, ya que además de abrir campo en el mundo de la moda con este tipo de buenas acciones, apoyamos a que las personas se sientan queridas, valiosas y logren sus sueños. Además de que así mandaremos un mensaje muy claro a la sociedad, que todos somos iguales y tenemos los mismos derechos, al mismo tiempo que lucharemos por erradicar la discriminación.
“No se trata de tener derecho a ser iguales, sino de tener igual derecho a ser diferentes”
Con este tema, me viene a la mente una pasarela de las más bonitas que he visto en toda mi vida y no me refiero a la producción, lugar o lujos, sino al décimo aniversario de “Warecita de mi Tierra” una marca de accesorios michoacana de Ahide Olivo, quien incluyó a modelos niñas, adolescentes, señoras, reinas de belleza, con cáncer, LGBTTTIQ y en silla de ruedas para presentar su nueva colección de aretes, collares, pulseras y más.
Recuerdo que ese día se reunieron diferentes diseñadores, modelos, fotógrafos, reinas de belleza y público en general para presenciar el desfile de modas. Al principio todos creímos que sería igual que en cualquier pasarela, mujeres altas, tes blancas, muy guapas, pero nos llevamos la sorpresa que además de este tipo de modelos, pudimos ver a mujeres empoderadas, la pequeña guerrera Victoria Meli, quien lucha contra el cáncer, Tere Cruz, quien desfiló en silla de ruedas y participó en un certamen de belleza de su categoría, personas de la comunidad LGBTTTIQ, que se veían radiantes.
Me dejó tan sorprendida y a la vez muy feliz de que se abriera un espacio aquí en nuestro Michoacán para gritarle al mundo que en este Estado sí hay inclusión, y sobre todo me dejó una gran enseñanza, que fue que las personas que menos hablan y presumen en redes sociales que son “inclusivas” son las más hacen este tipo de cosas maravillosas.
Porque para ayudar a los demás no se necesita tomarte una foto y subirla a Facebook para alzarte el cuello de que eres buenísima persona, claro que ayuda y en ocasiones es necesario para motivar a más gente, sin embargo y desde mi punto de vista, creo que este tipo de ayuda la debemos de dar sin esperar nada a cambio, solo por el simple y hermoso hecho de ayudar.
Otras de las marcas internacionales que se sumaron a esta movida son H&M, L’Oréal, Dove, Oysho, la marca de lencería y Maltesers, una firma de chocolates. Por medio de diferentes formatos, buscan alejarse de los estereotipos habituales y se lanzan a un nuevo mundo, el de la publicidad inclusiva.
Fotografías de Emmanuel Espinoza
En fin, el mundo de la moda debe cambiar a una velocidad inimaginable como lo ha hecho en distintas ocasiones. Los nuevos modelos de belleza, antes considerados imposibles, están a nada de triunfar en una sociedad que se podrá liberar de las cadenas de la industria patriarcal. Las mujeres ya no queremos ser solo jóvenes, blancas o delgadas, ya que un deseo de inclusividad recorre la industria, transformándola seguramente en un lugar mejor para todos.
“Si enseñamos a los niños a aceptar la diversidad como algo normal, no será necesario de hablar de inclusión, sino de convivencia”.