La Costeña
Por Cecilia Sierra, opinión de seguridad y justicia
Dentro de 14 días se va a conmemorar el Día de la Mujer, que no se celebra. Hay que recordar que si bien hay menos feminicidios, lo cierto es que el reclamo de la organización Humanas Sin Violencia de hace casi una década: atender las causas y efectos de las violencias contra las mujeres sigue pendiente, porque no es sólo homicidios y feminicidios, también es la violencia intrafamiliar, vicaria, económica, patrimonial, abuso sexual, acoso sexual, violencia digital contra la intimidad y un sin fin de ataque por razón de género.
El 8M no hay nada que celebrar, no puede haber discursos festivos ni decir: “son áreas de oportunidad”, porque mientras algunos ven áreas de oportunidad, por mejorar, las muertes y abusos contra la libertad sexual, los ponemos las mujeres, las niñas, adolescentes y adultas mayores. Los grupos vulnerables.
Por ejemplo, las cifras oficiales del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), señala que del 2022 al pasado mes de enero, se han reportado 61 feminicidios, a los que se suman los 139 acontecidos de 2016 al 2021, de la pasada administración, y que ya tenían la famosa Alerta Violencia de Género.
Y no únicamente feminicidios, el año pasado el registro fue de 139 mujeres asesinadas.
Mil 616 desde que se implementó la Alerta de Violencia de Género, en 2016, han muerto de forma violenta, ya sea que fueron calificados como feminicidio u homicidio doloso.
También el año pasado, 600 mujeres, especialmente menores de edad, fueron blanco de un depredador, al ser el abuso sexual uno de los delitos más recurrentes en contra de las niñas y adolescentes.
En algún punto de la entidad 205 mujeres y menores de edad sufrieron acoso sexual y hostigamiento sexual.
En estos tiempos de la Cuarta Transformación las mujeres siguen siendo blanco de los agresores sexuales, 557 fueron violadas y 10 sufrieron intentonas de violación, además mil 339 mujeres fueron el foco receptor de las violencias dentro de los hogares.
Y si bien se generaliza la violencia familiar como si solo se tratara de una sola forma de agresión, lo cierto es que puede traducirse como violencia psicológica, económica, vicaría, sexual y física.
Por ejemplo, las lesiones dolosas en razón de parentesco, se centran en las mujeres y los niños, niñas y personas de la tercera edad dentro de la vivienda.
Con este contexto, donde hay que sobrevivir y resistir a la violencia, las mujeres deben de aprender a economizar el dinero, porque la brecha salarial no se ha superado ni en el Gobierno, porque los hombres del Poder de la 4T siguen ganando más que las mujeres de la 4T, llevan más escoltas y hasta mejores vehículos.
Y no es que tenga algo de malo que unos ganen más que otros, pero eso debe ajustarse a las capacidades y responsabilidades de cada funcionario, pero también se extiende a mandos medios o personal de confianza, especialmente a las mujeres que para desecharlas simplemente les prohíben el paso a las instalaciones de las dependencias, no les pagan sus salarios y argumentando que no se presentan a trabajar-porque les niegan el acceso-, las despiden, bueno sacan por la puerta de atrás.
Por si fuera poco, se les niega el derecho a cobrar sus salarios. Ni que decir de lo que sucede en el Sistema Penitenciario donde a cada rato salen nuevos casos de abuso en razón de género; golpes a trabajadoras, amenazas con armas de fuego o mandarlas a dormir a los penales, para que vivan la experiencia de estar privadas de la libertad.