Por: Redacción
Morelia, Michoacán.- Rodeada de amigos, literalmente de toda la vida, el lunes por la noche Francisca Hernández, “Pachita” para los cuates, cumplió 103 hermosas primaveras.
Doña Pachita es, por mucho, una de las mujeres más longevas de Cuirindichapio.
Quizás la única, en su pueblo de campesinos, que ha visto miles de atardeceres caer en el cerro paitas.
Con su más de siglo de vida, Pachita, nacida en 1917, vivió la Guerra Cristera; el fin del proceso revolucionario y el Gobierno del General Cárdenas.
Sus amistades, a quienes un día vio crecer, le organizaron una pequeña fiesta. Pastel, flores y comida tradicional, en torno a una humilde mesa que llenó de luz el rostro de la mujer más grande de Cuirindichapio.
Francisca “Pachita” Hernández fue madre soltera de cinco hijos, pero nunca amá de casa, comerciante y trabajadora, diariamente vendía leña, soleras, morillos, hueso para hacer jabón de cacahuanche y changoonga. Todo cuanto había a su alcance ¡No paraba!
Entre sus andanzas, quienes las conocen, la recuerdan siempre descalza, con el sol abrazador sobre su cabeza y bajo sus pies la tierra ardiente, las piedras, el tepetate, curtiendo sus talones.
Pachita celebró con algunos amigos y familiares que se quedaron en Cuirindichapio, pueblo de los ancestros de Ausencia y Servando Chávez, ex gobernadores de Michoacán.