Por: Redacción
Morelia, Michoacán. – “Una mujer murió luego de que su esposo la rociara con gasolina y le prendiera fuego en Ciudad Hidalgo…”, así fue la entrada de una noticia local, pero lo que no decía era que sus hijos habían presenciado ese brutal ataque ¿Entonces, ahora cómo celebrar a papá?
Unas semanas después fue detenido, procesado y no hace mucho un juez lo condenó a prisión, por su responsabilidad en ese hecho que derivó en la muerte de su pareja, Vianey H. y dejó en la orfandad los hijos, ya que el padre fue prisión.
Este caso solo fue uno de los más brutales de los que se tienen registro en Michoacán, pero hay otros, los más comunes donde la mujer vive constantemente violencia al interior del “dulce hogar”. Ella y sus hijos o hijas.
Por ejemplo, en este delito, que es principalmente cometido por hombres contra sus esposas e hijos, 289 denuncias se han recabado en 2019, en el periodo enero – abril, según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
El hogar que debiera de ser el lugar más seguro para los niños en Michoacán es, como en todo el país, uno de los más hostiles; hasta el mes de marzo se investigaron 11 casos por lesiones en relación al parentesco, además de la existencia de casos de violación, como fue el de Jorge, oriundo de Lázaro Cárdenas, que abusó de su menor hija de 7 años el pasado 30 de mayo.
También el Ministerio Público Local ha reunido 53 demandas por incumplimiento de la obligación alimentaria, es decir, los hombres no están aportando la parte que les corresponde por derecho, al ser padre de un menor, aunque haya concluido el matrimonio.
También, según la Encuesta Nacional de Hogares 2017, del INEGI, el 28.5 por ciento de los hogares en el país es sostenido por una mujer, aunque no se especifica que no tenga un esposo.
Otro fenómeno que experimentan los niños, y en el que también participan las mujeres, aunque en menos porcentaje, es el abandono.
A decir del INEGI, en México 33 de cada 100 mujeres son madres solteras, jefas de familia, donde el hombre se encuentra ausente parcial o totalmente, es decir que no aportan al apoyo emocional necesario para el desarrollo integral de los menores y contribuyen a la exposición a la pobreza de la familia, ya que las madres tienen, en su mayoría, ingresos bajos y apenas estudios básicos.