Por: Redaccion
Morelia, Michoacán. – “Es cierto. Todo lo que se dijo ya. Pero yo quería poner fin a todo. No quería acabar así… Primero pensé en matarlos a ellos y luego a mi, o que me matara mi esposo”, confesó Noemi C., la mujer acusada de matar a su hija de 8 años y de tentativa de homicidio de su hijo mayor de 9 años.
Los motivos que tuvo para el homicidio, expusó a la juez en turno, era escapar de una vida de maltratos constantes, de amenazas de sustraer a los hijos, de matarla a ella; la infidelidad de su marido con una mujer policía y el ambiente hostil que vivírian los niños de morir ella.
Por eso decidió matarlos, pensó que en seguida se mataría ella y si no podía, por ser más grande, entonces su marido “me ayudaría y luego él”.
Pero no solo no logró escapar al tormento. El amanecer del 6 de enero fue aún peor de lo pensado. No sólo no hubo juguetes ni sonrisas ni terminó el dolor. Al contrario. Se quedó sola, sin un hijo, sin marido y presa. Y su pesadilla se hizo realidad, ahora el futuro de su hijo es incierto y está en manos de su aún esposo.
El sol le llegó en las instalaciones de la Fiscalía. Uno de sus hijos ya no estaba y el que vivía había sido testigo de su muerte.