Por:Arturo Ismael Ibarra Dávalos
Testimonio:
“Uno de mis tantos empleos lo obtuve a través del outsourcing o subcontratación. No sabía exactamente de qué trataba, si era algo “bueno” o de plano no me convenía.
Por varias razones era cómodo para ambas partes: el trabajo era temporal (dos meses) y no había necesidad de hacer un gran papeleo. La empresa de outsourcing se encargaba de todo.
La oficina para la que trabajaría no tenía manera de contratarme directamente. Como tal, en su esquema no existía dicho puesto y lo único que podía hacer era destinar cierto presupuesto para emplear a las personas que necesitaba. En este caso, la subcontratación se ajustaba bien a sus necesidades.
Luego de terminar mi contrato de dos meses regresé para trabajar de manera permanente. Una vacante se había abierto, fue también mediante outsourcing.
Desde mi perspectiva, no me fue mal. “Cada quien habla de cómo le fue en la feria”. Al contrario, tuve acceso a un empleo formal con todas las prestaciones de ley (Cotizar al Infonavit, Afore, Seguro Social, Utilidades, bonos de puntualidad y hasta vales de despensa). Pese a que la primera temporada fue de dos meses, los beneficios estuvieron ahí.
Siempre trabajé bajo contrato, y claro, para fines legales mi jefe era la oficina de Outsourcing. La única desventaja era que mi patrón (para el que laboraba), no podía darme una identificación que comprobara que yo trabajaba ahí. Pero todo lo demás funcionaba muy bien.
De hecho, como no tenía tarjeta de débito, la empresa de subcontrataciones se encargó de abrirme una cuenta bancaria para depositar mi sueldo y todos los demás bonos y aumentos se hacían efectivos a través de ellos. Siempre hubo transparencia tanto de por parte del patrón como de outsourcing.
Sin embargo, no todas las personas que han trabajado bajo este esquema corren con la misma suerte”.
Esta es la razón:
Outsourcing es un término anglosajón que puede traducirse al español como ‘subcontratación’, ‘externalización’ o ‘tercerización’. En el mundo actual de los negocios se usa dicho término para designar el proceso mediante el cual una empresa u organización contrata a otra externa para que se haga cargo de cierta parte de su actividad o proceso productivo. La palabra outsourcing es un anglicismo que se compone de las voces out (fuera) y source (fuente u origen), es decir, fuente externa. Con base en lo anterior, puede decirse entonces que cuando usamos el término outsourcing, significa que estamos hablando de subcontratación de servicios.
Las empresas subcontratistas o de outsourcing son aquellas que brindan servicios a otras compañías para el desempeño o desarrollo de ciertas actividades del proceso productivo, ya sea dentro o fuera de la empresa contratante.
La tercerización es un proceso económico empresarial que transfiere recursos y responsabilidades referentes al cumplimiento de ciertas tareas a una sociedad externa.
Básicamente, este esquema es una triangulación para atraer personal. Una empresa emplea y la otra contrata.
Ahora bien, el outsourcing es una práctica empresarial que debe ser muy bien analizada antes de su aplicación en un negocio o empresa ya que a pesar de que es una práctica muy positiva en las empresas en México, en ocasiones, si no se cuenta con una empresa responsable, el resultado puede ser negativo. Entre los efectos positivos que tiene el outsourcing para las empresas, podemos mencionar los siguientes:
1) Reduce costos de manufactura y equipo.
2) Coloca más recursos humanos y tecnología a disposición de la empresa.
3) Da la posibilidad a la empresa de responder y adaptarse rápidamente a los cambios del negocio.
4) Permite a la empresa enfocarse en las áreas claves de su negocio
5) Vuelve a la empresa más competitiva.
Por otro lado, si la empresa que usted contrata NO cuenta con la experiencia que requiere, puede experimentar resultados negativos como los que se presentan a continuación:
1) Los costos del outsourcing pueden terminar siendo mayores de lo previsto.
2) El cambio de empresa proveedora puede resultar económica y productivamente negativo.
De acuerdo con un estudio reciente, México ocupa el quinto lugar en la industria de la subcontratación (‘outsourcing’) en América Latina, con un valor en el mercado de 1,457 millones de dólares anuales. Asimismo, el estudio señala que dicha cifra está por debajo de lo que reportan otras naciones de la región donde el total de ese mercado es de 47,800 millones de dólares. Dicho análisis enlista las firmas de outsourcing con mayor operación en América Latina, donde destaca la operación de 37,000 empresas de tercerización en Latinoamérica, donde sólo Brasil reporta 35,000 de éstas, aun cuando sigue siendo un mercado con legislación restrictiva.
En el caso de México, sólo 100 empresas cuentan con registro ante el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y de éstas 40% paga impuestos. En su diagnóstico, Staffinng Industry Analysts puntualiza que en México una quinta parte de los trabajadores labora bajo el esquema de subcontratación, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
Algunos estudios hablan de que en México hay entre 2.4 y 4 millones de trabajadores bajo el esquema de outsourcing y que el mercado vale cerca de 700 millones de dólares. Otros estudios, según los investigadores, revelan que aproximadamente 10% de los trabajadores en México están bajo esta figura.
Los anteriores datos confirman la creciente importancia de las empresas outsourcing dentro de la economía mexicana y nos alertan, al mismo tiempo, sobre lo que debemos hacer en el futuro inmediato si consideramos el cambio del Ejecutivo en los Estados Unidos, la recomposición de fuerzas económicas en el mercado europeo y los nuevos retos comerciales que plantean los países asiáticos.