Por: Carlos Maya/ Defensa Animal
Morelia, Michoacán.- A raíz de las recientes declaraciones de la Diputada poblana Cristina Tello Rosas, mejor conocida como #LadyMataPerros, en las cuales propone la eliminación de perros y gatos en situación de calle por medio de centros de atención animal, la comunidad en general replicó la visión de la diputada, en parte por su partido (MORENA) y en otra buena parte por el rezago de su propuesta, la cual llega prácticamente con 30 años de retraso.
Sin embargo, puede parecernos sorprendente pero esta manera de pensar es una generalidad entre los servidores públicos de todo el país que se enfrenten a una problemática inminente de sobrepoblación de animales que han sido domesticados por el hombre y que se encuentran en situación de abandono en la vía pública. Solo basta con visitar los municipios aledaños a la capital michoacana y platicar con comerciantes, titulares de las secretarías de salud o medio ambiente para darse cuenta que se tiene una visión general de que para combatir este problema el único método viable es la captura y matanza de perros y gatos, incluso hay personas que se dicen animalistas que afirman es un mal necesario.
Solo para darnos una idea, en Morelia, Michoacán se sacrifican un promedio anual de 3 mil perros y gatos en el Centro de Atención Animal, es decir desde el 2005 que estrenó nuevas instalaciones al 2017 tenemos un aproximado de 39,000 mil perros y gatos sacrificados; aunque lo realmente alarmante es que más del 60% de esos animales fueron entregados por sus tenedores irresponsables. Así surge la pregunta de cómo combatir con eficacia y eficiencia la sobrepoblación de perros y gatos en las calles; ya que si el método actual y más utilizado por los municipios del Estado resulta ineficiente, caro y contraviene los principios básicos del bienestar animal, entonces cual sería una alternativa viable para resolver el problema de manera definitiva.
Aparentemente la respuesta se encuentra en uno de los slogans más utilizados por la comunidad animalista: “la esterilización es la solución”, lo cierto es que no están del todo equivocados, el único detalle es que la esterilización no es la solución, sino únicamente una de las herramientas para lograrlo, dado que si los esfuerzos y recursos se enfocan únicamente en la esterilización, queda un gran vacío en las causas. Para ser más claro, es como si nos encontráramos en una balsa agujerada en medio del mar y solo nos dedicáramos a sacar el agua; eventualmente podríamos disminuir los niveles de agua dentro de la balsa, pero nos terminaríamos por hundir. De tal manera que la esterilización es esa cubeta que solo se dedica a sacar el agua, no ataca el problema de raíz, en cambio, si mientras unos se dedican a sacar el agua de la balsa, los otros se enfocan en tapar el agujero, se lograría eventualmente terminar con el problema desde la raíz y la punta.
Un ejemplo de ello es la Provincia de Almirante Brown de Buenos Aires Argentina que hasta año 1985 el combate para esta problemática era idéntico al propuesto por la Diputada morenista: capturar y matar. Fue entonces cuando las asociaciones de protección animal locales en comunidad con los gobernantes se dispusieron a trabajar un proyecto ético de control de sobrepoblación. Dicho Centro de Atención animal cuenta principalmente con tres vertientes: esterilización temprana (8 semanas), servicios médicos veterinarios a bajos costos y el método trap-neuter-return que llamaron “Regreso esterilizado”, el cual consiste en capturar perros y gatos en situación de calle, esterilizaros y devolverlos a su zona común. Tal proyecto tiene como principal bandera la abolición de las perreras municipales y actualmente han realizado más de 200 mil esterilizaciones desde su surgimiento, como resultado poseen uno de los índices más bajos de animales domésticos en vía pública de toda Latinoamérica.
A este caso tan emblemático se le suma el de Holanda, el cual es por todos conocida la noticia de que en la región perteneciente a Países Bajos prácticamente tienen resuelto el problema de perros y gatos en la calle de la ciudad. Lo lograron subiendo estratosféricamente los impuestos a la venta de los animales llamados de “raza”, impulsando la esterilización como una obligación para los ciudadanos, además de pugnar por la apertura de espacios públicos y privados para los animales domésticos, adicionalmente cuentan con una Brigada Animal que trabaja a la par con las asociaciones protectoras de animales.
Finalmente tenemos otro icónico caso, los miles de perros y gatos en Estambul, los cuales recientemente se viralizaron por medio de fotos y videos de perros y gatos felices por las calles con un pequeño dispositivo rojo en su oreja, este chip contiene información acerca de su historial de vacunas y observaciones en general, además el gobierno y los comerciantes abren sus puertas en las noches de invierno para que puedan cubrirse del frío, sumado a ello la esterilización es subvencionada por el gobierno mientras que las asociaciones pugnan por su bienestar en general. Incluso un dicho turco dice: “Si matas a un gato, necesitas construir una mezquita para que Dios te perdone”, lo cual nos habla del nivel cultural de protección animal de esta hermosa ciudad de Turquía.
Es así que del ejemplo de otros países podemos concluir que la solución o soluciones para combatir la sobrepoblación de perros y gatos en situación de calle de manera ética y que pugne por respetar los principios básicos del bienestar animal las podemos resumir por medio de las siguientes acciones:
- Abolición de las perreras municipales, antirrábicos, centros eutanásicos o cualquier otro término eufemístico utilizado por los Ayuntamientos para capturar y sacrificar animales domésticos sanos.
- Esterilizaciones masivas, permanentes, extensivas y gratuitas o con un bajo costo.
- Altos impuestos a la venta de animales en veterinarias y tiendas de mascotas, además de impulsar la regulación municipal para castigar a los criadores de traspatio.
- Impulsar programas como el de capturar, esterilizar y devolución (trap-neuter-return), método que ha demostrado mantiene los índices de perros y gatos en zonas determinadas sin la posibilidad incrementarse.
- Regular la figura del perro y gato comunal, vecinal o colectivo, siempre que cuenten con vacunación, desparasitación, esterilización y socialización, de esta manera la sociedad los puede ir adoptando sin saturar los refugios locales.
- Campañas educativas, culturas y artísticas en los diversos niveles de formación escolar y en las comunidades con alto índice de abandono y de violencia hacia los animales.
Con estas acciones podemos combatir efectivamente el índice de crecimiento de los perros y gatos en situación de calle a mediano y largo plazo, pero sobre todo pugnando por respetar los principios básicos del bienestar animal, impulsando políticas públicas éticas y afines a los derechos colectivos e individuales de todos los individuos que conformamos el planeta.